Aire acondicionado: 

Sinopsis

Nos contaron el cuento de que el hombre propone y la mujer dispone, no? les cuento: si una mujer anda sola en busca de un electricista, un plomero o un albañil, el cuentito anterior se da vuelta de inmediato. Encontrar un colocador de aire acondicionado a principios de Enero, en Buenos Aires, con 35 grados calor y 38 de térmica, pasa de la aventura al martirio. Contacté a tres: dos vinieron a ver el lugar, el aparato y a hacer una oferta. El primero, me dijo que podía recién a principios de Febrero. Cuando le dí el sí, dijo que se había olvidado que se iba de vacaciones y no podría ser antes de marzo. El segundo, se tomo mucho tiempo mirando y observando el estado de las paredes, la conexión eléctrica, tomó un café, se fumo mis cigarrillos, tomó otro café y al final dijo que en realidad él no hacía ese trabajo, pero bueno, si no tenía a nadie, él llamaría a su cuñado, aunque en realidad en ese momento estaba en la costa. El tercero directamente no apareció.

Acto I:  Ext. Terraza/ Día 

En un edificio chico de sólo 9 departamentos, encontrarse con algún vecino un domingo a las 7 y media de la mañana cuando uno va a colgar la ropa es casi más difícil que encontrar a un colocador de aire acondicionado en Enero, en Buenos Aires, con 35 grados de calor. Ese domingo a las 7 y 25 de la mañana una escena tipo película tuvo lugar en la terraza de mi edificio. Yo: camisón corto con cara de almohada, rímel corrido, pelos enmarañados y palangana en mano con ropa lista para ser colgada. Ellos: dos muchachos tirando cables, pico de loro, caños de cobre en mano y en overol. Ellos sorprendidos ante mi aparición repentina. Yo, sin manera alguna de retroceder, tapándome con la palangana para no parecer más chiflada de lo que soy -disimulando mi estado calamitoso- entre un „buen díaaa“, un susto y vergüenza de mi parte, haciéndome la superada, largué un:  y ustedes? hoy domingo? qué hacen trabajando?  Con mentalidad austríaca de que en un domingo está prohibido hacer arreglos, cortar el pasto, o colgarse del satélite del vecino, quedé ahí nomás como una imbécil de aquellas. Los dos -sin darse por aludidos-  contestaron al unísono y sonriendo que le estaban colocando el aire acondicionado al vecino. En ese momento pensé que, tal vez por ser domingo, a pesar de todos mis pecados, Dios se había apiadado de mí, y me estaba mandando ahí mismo, sin previo aviso, dos ángeles directamente del cielo. 

Acto II: Int. Dpto/ Día

 Dos horas más tarde Gastón y Julito llegaban a mi departamento. Sí, ya les había sacado el nombre, el apellido, el DNI y las huellas digitales (no fuera cuestión de que huyeran despavoridos) . Antes de que golpearan la puerta yo había leído prolijamente el prospecto del aparato, y también me había cambiado de ropa. Esta vez quería que realmente se dieran cuenta de que estaban hablando con una mujer sensata, conocedora del tema. Como ocultar los desquicios propios es casi tan difícil como encontrar un colocador de aire acondicionado en Enero, en Buenos Aires, con 35 grados de calor, antes de que estos dos jóvenes pudieran siquiera ver el departamento, mi pregunta fue, para cuándo estaría listo.

Acto III: Int./Día

Lunes siguiente 9 de la mañana: yo con apariencia de persona responsable, Julito y Gastón colocando el aire acondicionado. Mi emoción de verlos trabajar y hacer un trabajo impecable, les hace ganar mi confianza, compro empanadas, les doy mis cigarros, café, facturas, jugo, les pago, cierro la puerta, y prendo el aire acondicionado. Mi departamento ha vuelto a ser habitable. 

Acto IV: Ext/Noche

Cinco propietarios del edificio me piden el número de Julito y Gastón. Yo les contesto que esperen al domingo, porque ése es el día de los milagros. A esta altura ninguno tiene la menor duda de mi estado mental. Dos horas más tarde me entero de que Gastón y Julito hasta fines de Febrero están ocupados y no podrán agarrar ningún trabajo más. Cinco horas más tarde, el vecino de enfrente emocionado me confirma que sí, que le van a adelantar las fechas. Pregunto curiosamente al vecino; y  cuando vienen? Esta vez el vecino se sonroja y me dice en voz baja: el domingo!

Moraleja: 

Conseguir un colocador de aire acondicionado en Enero, en Buenos Aires, con 35 grados de calor, es posible. Feliz Domingo para todos !!!

Escuela

El otro día mi hija me contaba preocupada que su hija menor no quiere ir al colegio. No pude más que reirme, ya que tiene razón. Mi nieta, digo. No hay cosa más aburrida y anacrónica que el colegio. Y eso que mis 4 nietos van a colegios, no quisiera usar la palabra alternativos, pero sí diferentes al resto -en lo pedagógico, no en lo sistemático . 

Eso de tener que estar a las 8 de la mañana con cara de felicidad y no poder hacer realmente lo que a uno le da la real gana, resulta fastidioso y va contra la voluntad de uno mismo.

Aunque nos repitan que es lo mejor para nosotros me parece totalmente absurdo. Los padres seguimos insistiendo y repitiendo los modelos, sin detenernos a cuestionar las horas, días y meses en los que ponemos a nuestros hijos en manos de una institución en la que van a recibir instrucciones ( suena militar ) y teóricamente aprendizaje. 

Yo seré muy pesada porque me cuestiono todo. Pero seamos sinceros : el colegio es un plomazo. Ya sé. Tal vez algunos no lo vean de este modo, pero sí una gran mayoría.

El colegio y su horario fueron creados para el proletariado, que tenía que ir a trabajar y no sabía con quién dejar a los chicos.( No me refiero a las escuelas religiosas ni filosóficas; éstas tenían la particularidad de ser voluntarias, y son anteriores). 

Los primeros alumnos sabían más que los padres; de allí que el colegio o escuela haya ganado reputación y se haya instalado en la sociedad como una institución humanista y práctica. Alrededor de 1780, con la industralización y la revolución francesa, nace la escuela como la conocemos hoy: con sus pupitres y el „maestro“ delante de sus alumnos. Y aunque los nobles seguían con las institutrices y profesores particulares, el colegio con la educación en el aula empezaba a ganar terreno y fama y democratizaba el „saber“. Lamentablemente, de manera paralela, la obediencia fue ganando más adeptos.

Hoy en día ocurre lo mismo. Los padres no sabemos qué hacer con los chicos y a partir de los 6 años los mandamos a la escuela porque además es „obligatoria“. Como respuesta a este tipo de educación, acá en Europa, cada vez más familias optan por la „escuela en casa“ y no mandan a sus hijos al colegio tradicional. Solo tienen que presentarse a dar exámenes. Por supuesto que este tipo de enseñanza no es posible cuando ambos trabajan. Pero parece que a pesar de no haberse actualizado ni en lo pedagógico  ni en lo sistemático , todavía no se ha creado o inventado algo mejor. Pedagogos y maestros con vocación han intentado en vano hacer algún cambio o reforma a nivel escolar. 

Hoy por hoy, en el 2023 y más aún en los países llamados subdesarrollados, el colegio al que uno va, pasa a ser un marcador social tanto para las „víctimas“ como para sus padres.

A medida que el chico crece, más se aleja de sus propias aptitudes y necesidades, para convertirse en un eslabón más de este sistema precario y mercantilista que nos acosa tanto a padres como a hijos. Y que está patas para arriba; si no pregúntele a algún joven.

El argumento de la socialización es incorrecto, y la escuela o colegio debería dejar de ser una institución burocrática, que no tiene la intención de crear seres humanos empáticos y sensibles . 

Porque una cosa es transmitir información de manera vertical y otra es discernir y hacer de la educación un proyecto vital. En el cual el chico se sienta tomado en serio y su ( humilde) opinión pueda transformar la del maestro, para así poder crear un ir y venir de ideas. 

Me dirán que soy demasiado idealista pero creo que si – tanto en la escuela pública como en las privadas- se enseñara a plantar un árbol, se visitaran los orfanatos, asilo de ancianos y cárceles, el niño aprendería a ver la vida como es y no como la cuentan los medios sociales. Se formarían mejores seres humanos, sin temor a perder el conocimiento sobre la curva hiperbólica y su raíz cuadrada.

Por suerte, siempre hay maestros copados que nos inspiran a seguir buscando la manzana oculta de la sabiduría; ellos se convierten en alhajas de la institución. Porque el niño -y más tarde el adolescente- son como esponjas que absorben todo. Lo bueno y lo malo.

Ni hablemos del „rendir“ examen. Ya basta con la etimología de la palabra „rendir“, pues no se trata de „examinar“ al alumno sino de hacerlo „rendir“. Se homologa el saber de la clase sin hacer diferencia a la hora de ver al alumno y su proceso. 

Hablando de etimologías, sería un buen momento de recuperar la de la palabra escuela: „ocio o tiempo libre“.

Esta sería seguramente una buena forma de entusiasmar a mi nieta, digo. Si salió a su abuela ( es decir A MÍ )…  

Esa que sigue elucubrando absurdidades; eso sí, deseándoles a todos un Feliz Domingo!

Con amor para A.M y N.

Incluir

El otro día, recibí un mensaje lleno de equis, arrobas y muchas palabras terminadas en ES. No. No era catalán. Lo leí a la mañana y no lo entendí. No supe si atribuirlo a mi modorra, a mi falta de anteojos o al texto mismo. Total que, gracias a la respuesta de una de las del grupo, pude entender que se trataba del lenguaje inclusivo.

Yo me pregunto,¿a quiénes incluyen? La verdad es que el panadero de la esquina no lo va a leer y somos en el grupo todas amigas, o por lo menos eso creía hasta hoy.

Me catalogarán de anticuada o peor aún, de reaccionaria, pero si a alguien le importa mi opinión (lo cual dudo) me parece un maltrato hacia el lenguaje; además, de manera forzada. No creo que este tipo de lenguaje incluya a los que tienen más de 75 años, con lo cual deja a una gran parte de la población fuera del campo del entendimiento . (Lo cual puede ser bastante liberador).

Occidente toma nuevamente las riendas y hace de un tema -en este caso la inclusión- un elefante. Todos debemos ser clones, y la diversidad, de la que tanto hablan, desaparece. 

No creo que a ningún sordo se le pase por la cabeza que todos debamos aprender el lenguaje de señas, ni que los ciegos esperen que manejemos el Braille. 

La inclusión pasa por el respeto y la verdadera aceptación hacia las personas -tengan el color, género, gusto, edad o discapacidad que fuere. 

Recuerdo que una vez, en una reunión la hija de unos amigos -tenía tres años- me pidió una goma de borrar: quería saber si el color del baterista se iba. Después de probar y probar, y entre carcajadas, el músico tuvo la amabilidad de explicarle a la chiquita que su familia era de África, y que no tenía sentido que siguiera probando, ya que el color no se iría.

Los niños no mienten y transmiten cualquier tipo de duda inmediatamente. Sin filtros. No como los llamados adultos y serios, que interpretan más de lo que perciben y entienden. 

A mí me sorprende que se haya hecho un movimiento político y mediático, como si se tratara de un equipo imaginario al que hay que pertenecer sí o sí. Si no, es usted automáticamente de derecha. (Eso sí que es anticuado y anácronico : Derecha, Centro e Izquierda). 

Les cuento que para el 2024 viene de Disney Blancanieves y los siete Enanitos en versión „políticamente correcta“ (los enanos son personas que no crecieron mucho y la mitad son de color; o sea: afroamericanos). Digámoslo así: poco o nada tiene que ver con el cuento de los Hermanos Grimm, y menos con la cultura nórdica en la cual ellos crecieron, donde la leyenda de los Enanos es que traían suerte en la vida, eran buenazos y por eso se los trataba con respeto y cariño. Por eso mucha gente tiene enanos de jardín, nos parezca o no de buen gusto.

Con el tema y prejuicio de ofender a alguien se borra de un plumazo todo tipo de referencia cultural, sea cual fuere; lo importante es igualar . Y eso lo exige la policía lingüística o pseudolingüística, que ni idea tiene del lenguaje como forma de comunicación y acuerdo entre los seres humanos. Si no pregúntenle a Moctezuma: esto ya lo hicieron con anterioridad (volar la cultura local). Estamos insensibilizados y no se le puede echar la culpa al lenguaje. 

Es un disparate, una ilusión y una mentira.

Las diferencias y abusos se marcan por el uso de poder y no por el color, edad o sexo. Por el estatus jerárquico.

Pensemos en todos esos países donde no hay leyes ni marco legal donde refugiarse, lo que ocurre con la toma o ejercicio de poder (?). Mejor no se lo imaginen porque vamos a tener usted y yo un mes de vómitos incontrolables.

Nadie con sentido común y en su sano juicio puede justificar cualquier tipo de abuso o exclusión, pero de ahí a cambiar el lenguaje de esta manera artificial es como darle una capa de pintura a una pared llena de humedad.

Va a faltar poco para que cambien el nombre del mar Negro ( perdón por la palabra ) y pase a llamarse mar de Color. Mientras tanto esperemos que cambien los nombres geográficos y topográficos por decreto; eso sí,  con un champagne en mano.

A todos les deseo un chin-chin y obviamente Feliz Domingue… a ver si me denuncian .

El otro día, recibí un mensaje lleno de equis, arrobas y muchas palabras terminadas en ES. No. No era catalán. Lo leí a la mañana y no lo entendí. No supe si atribuirlo a mi modorra, a mi falta de anteojos o al texto mismo. Total que, gracias a la respuesta de una de las del grupo, pude entender que se trataba del lenguaje inclusivo.

Yo me pregunto,¿a quiénes incluyen? La verdad es que el panadero de la esquina no lo va a leer y somos en el grupo todas amigas, o por lo menos eso creía hasta hoy.

Me catalogarán de anticuada o peor aún, de reaccionaria, pero si a alguien le importa mi opinión (lo cual dudo) me parece un maltrato hacia el lenguaje; además, de manera forzada. No creo que este tipo de lenguaje incluya a los que tienen más de 75 años, con lo cual deja a una gran parte de la población fuera del campo del entendimiento . (Lo cual puede ser bastante liberador).

Occidente toma nuevamente las riendas y hace de un tema -en este caso la inclusión- un elefante. Todos debemos ser clones, y la diversidad, de la que tanto hablan, desaparece. 

No creo que a ningún sordo se le pase por la cabeza que todos debamos aprender el lenguaje de señas, ni que los ciegos esperen que manejemos el Braille. 

La inclusión pasa por el respeto y la verdadera aceptación hacia las personas -tengan el color, género, gusto, edad o discapacidad que fuere. 

Recuerdo que una vez, en una reunión la hija de unos amigos -tenía tres años- me pidió una goma de borrar: quería saber si el color del baterista se iba. Después de probar y probar, y entre carcajadas, el músico tuvo la amabilidad de explicarle a la chiquita que su familia era de África, y que no tenía sentido que siguiera probando, ya que el color no se iría.

Los niños no mienten y transmiten cualquier tipo de duda inmediatamente. Sin filtros. No como los llamados adultos y serios, que interpretan más de lo que perciben y entienden. 

A mí me sorprende que se haya hecho un movimiento político y mediático, como si se tratara de un equipo imaginario al que hay que pertenecer sí o sí. Si no, es usted automáticamente de derecha. (Eso sí que es anticuado y anácronico : Derecha, Centro e Izquierda). 

Les cuento que para el 2024 viene de Disney Blancanieves y los siete Enanitos en versión „políticamente correcta“ (los enanos son personas que no crecieron mucho y la mitad son de color; o sea: afroamericanos). Digámoslo así: poco o nada tiene que ver con el cuento de los Hermanos Grimm, y menos con la cultura nórdica en la cual ellos crecieron, donde la leyenda de los Enanos es que traían suerte en la vida, eran buenazos y por eso se los trataba con respeto y cariño. Por eso mucha gente tiene enanos de jardín, nos parezca o no de buen gusto.

Con el tema y prejuicio de ofender a alguien se borra de un plumazo todo tipo de referencia cultural, sea cual fuere; lo importante es igualar . Y eso lo exige la policía lingüística o pseudolingüística, que ni idea tiene del lenguaje como forma de comunicación y acuerdo entre los seres humanos. Si no pregúntenle a Moctezuma: esto ya lo hicieron con anterioridad (volar la cultura local). Estamos insensibilizados y no se le puede echar la culpa al lenguaje. 

Es un disparate, una ilusión y una mentira.

Las diferencias y abusos se marcan por el uso de poder y no por el color, edad o sexo. Por el estatus jerárquico.

Pensemos en todos esos países donde no hay leyes ni marco legal donde refugiarse, lo que ocurre con la toma o ejercicio de poder (?). Mejor no se lo imaginen porque vamos a tener usted y yo un mes de vómitos incontrolables.

Nadie con sentido común y en su sano juicio puede justificar cualquier tipo de abuso o exclusión, pero de ahí a cambiar el lenguaje de esta manera artificial es como darle una capa de pintura a una pared llena de humedad.

Va a faltar poco para que cambien el nombre del mar Negro ( perdón por la palabra ) y pase a llamarse mar de Color. Mientras tanto esperemos que cambien los nombres geográficos y topográficos por decreto; eso sí,  con un champagne en mano.

A todos les deseo un chin-chin y obviamente Feliz Domingue… a ver si me denuncian .

El otro día, recibí un mensaje lleno de equis, arrobas y muchas palabras terminadas en ES. No. No era catalán. Lo leí a la mañana y no lo entendí. No supe si atribuirlo a mi modorra, a mi falta de anteojos o al texto mismo. Total que, gracias a la respuesta de una de las del grupo, pude entender que se trataba del lenguaje inclusivo.

Yo me pregunto,¿a quiénes incluyen? La verdad es que el panadero de la esquina no lo va a leer y somos en el grupo todas amigas, o por lo menos eso creía hasta hoy.

Me catalogarán de anticuada o peor aún, de reaccionaria, pero si a alguien le importa mi opinión (lo cual dudo) me parece un maltrato hacia el lenguaje; además, de manera forzada. No creo que este tipo de lenguaje incluya a los que tienen más de 75 años, con lo cual deja a una gran parte de la población fuera del campo del entendimiento . (Lo cual puede ser bastante liberador).

Occidente toma nuevamente las riendas y hace de un tema -en este caso la inclusión- un elefante. Todos debemos ser clones, y la diversidad, de la que tanto hablan, desaparece. 

No creo que a ningún sordo se le pase por la cabeza que todos debamos aprender el lenguaje de señas, ni que los ciegos esperen que manejemos el Braille. 

La inclusión pasa por el respeto y la verdadera aceptación hacia las personas -tengan el color, género, gusto, edad o discapacidad que fuere. 

Recuerdo que una vez, en una reunión la hija de unos amigos -tenía tres años- me pidió una goma de borrar: quería saber si el color del baterista se iba. Después de probar y probar, y entre carcajadas, el músico tuvo la amabilidad de explicarle a la chiquita que su familia era de África, y que no tenía sentido que siguiera probando, ya que el color no se iría.

Los niños no mienten y transmiten cualquier tipo de duda inmediatamente. Sin filtros. No como los llamados adultos y serios, que interpretan más de lo que perciben y entienden. 

A mí me sorprende que se haya hecho un movimiento político y mediático, como si se tratara de un equipo imaginario al que hay que pertenecer sí o sí. Si no, es usted automáticamente de derecha. (Eso sí que es anticuado y anácronico : Derecha, Centro e Izquierda). 

Les cuento que para el 2024 viene de Disney Blancanieves y los siete Enanitos en versión „políticamente correcta“ (los enanos son personas que no crecieron mucho y la mitad son de color; o sea: afroamericanos). Digámoslo así: poco o nada tiene que ver con el cuento de los Hermanos Grimm, y menos con la cultura nórdica en la cual ellos crecieron, donde la leyenda de los Enanos es que traían suerte en la vida, eran buenazos y por eso se los trataba con respeto y cariño. Por eso mucha gente tiene enanos de jardín, nos parezca o no de buen gusto.

Con el tema y prejuicio de ofender a alguien se borra de un plumazo todo tipo de referencia cultural, sea cual fuere; lo importante es igualar . Y eso lo exige la policía lingüística o pseudolingüística, que ni idea tiene del lenguaje como forma de comunicación y acuerdo entre los seres humanos. Si no pregúntenle a Moctezuma: esto ya lo hicieron con anterioridad (volar la cultura local). Estamos insensibilizados y no se le puede echar la culpa al lenguaje. 

Es un disparate, una ilusión y una mentira.

Las diferencias y abusos se marcan por el uso de poder y no por el color, edad o sexo. Por el estatus jerárquico.

Pensemos en todos esos países donde no hay leyes ni marco legal donde refugiarse, lo que ocurre con la toma o ejercicio de poder (?). Mejor no se lo imaginen porque vamos a tener usted y yo un mes de vómitos incontrolables.

Nadie con sentido común y en su sano juicio puede justificar cualquier tipo de abuso o exclusión, pero de ahí a cambiar el lenguaje de esta manera artificial es como darle una capa de pintura a una pared llena de humedad.

Va a faltar poco para que cambien el nombre del mar Negro ( perdón por la palabra ) y pase a llamarse mar de Color. Mientras tanto esperemos que cambien los nombres geográficos y topográficos por decreto; eso sí,  con un champagne en mano.

A todos les deseo un chin-chin y obviamente Feliz Domingue… a ver si me denuncian .

El otro día, recibí un mensaje lleno de equis, arrobas y muchas palabras terminadas en ES. No. No era catalán. Lo leí a la mañana y no lo entendí. No supe si atribuirlo a mi modorra, a mi falta de anteojos o al texto mismo. Total que, gracias a la respuesta de una de las del grupo, pude entender que se trataba del lenguaje inclusivo.

Yo me pregunto,¿a quiénes incluyen? La verdad es que el panadero de la esquina no lo va a leer y somos en el grupo todas amigas, o por lo menos eso creía hasta hoy.

Me catalogarán de anticuada o peor aún, de reaccionaria, pero si a alguien le importa mi opinión (lo cual dudo) me parece un maltrato hacia el lenguaje; además, de manera forzada. No creo que este tipo de lenguaje incluya a los que tienen más de 75 años, con lo cual deja a una gran parte de la población fuera del campo del entendimiento . (Lo cual puede ser bastante liberador).

Occidente toma nuevamente las riendas y hace de un tema -en este caso la inclusión- un elefante. Todos debemos ser clones, y la diversidad, de la que tanto hablan, desaparece. 

No creo que a ningún sordo se le pase por la cabeza que todos debamos aprender el lenguaje de señas, ni que los ciegos esperen que manejemos el Braille. 

La inclusión pasa por el respeto y la verdadera aceptación hacia las personas -tengan el color, género, gusto, edad o discapacidad que fuere. 

Recuerdo que una vez, en una reunión la hija de unos amigos -tenía tres años- me pidió una goma de borrar: quería saber si el color del baterista se iba. Después de probar y probar, y entre carcajadas, el músico tuvo la amabilidad de explicarle a la chiquita que su familia era de África, y que no tenía sentido que siguiera probando, ya que el color no se iría.

Los niños no mienten y transmiten cualquier tipo de duda inmediatamente. Sin filtros. No como los llamados adultos y serios, que interpretan más de lo que perciben y entienden. 

A mí me sorprende que se haya hecho un movimiento político y mediático, como si se tratara de un equipo imaginario al que hay que pertenecer sí o sí. Si no, es usted automáticamente de derecha. (Eso sí que es anticuado y anácronico : Derecha, Centro e Izquierda). 

Les cuento que para el 2024 viene de Disney Blancanieves y los siete Enanitos en versión „políticamente correcta“ (los enanos son personas que no crecieron mucho y la mitad son de color; o sea: afroamericanos). Digámoslo así: poco o nada tiene que ver con el cuento de los Hermanos Grimm, y menos con la cultura nórdica en la cual ellos crecieron, donde la leyenda de los Enanos es que traían suerte en la vida, eran buenazos y por eso se los trataba con respeto y cariño. Por eso mucha gente tiene enanos de jardín, nos parezca o no de buen gusto.

Con el tema y prejuicio de ofender a alguien se borra de un plumazo todo tipo de referencia cultural, sea cual fuere; lo importante es igualar . Y eso lo exige la policía lingüística o pseudolingüística, que ni idea tiene del lenguaje como forma de comunicación y acuerdo entre los seres humanos. Si no pregúntenle a Moctezuma: esto ya lo hicieron con anterioridad (volar la cultura local). Estamos insensibilizados y no se le puede echar la culpa al lenguaje. 

Es un disparate, una ilusión y una mentira.

Las diferencias y abusos se marcan por el uso de poder y no por el color, edad o sexo. Por el estatus jerárquico.

Pensemos en todos esos países donde no hay leyes ni marco legal donde refugiarse, lo que ocurre con la toma o ejercicio de poder (?). Mejor no se lo imaginen porque vamos a tener usted y yo un mes de vómitos incontrolables.

Nadie con sentido común y en su sano juicio puede justificar cualquier tipo de abuso o exclusión, pero de ahí a cambiar el lenguaje de esta manera artificial es como darle una capa de pintura a una pared llena de humedad.

Va a faltar poco para que cambien el nombre del mar Negro ( perdón por la palabra ) y pase a llamarse mar de Color. Mientras tanto esperemos que cambien los nombres geográficos y topográficos por decreto; eso sí,  con un champagne en mano.

A todos les deseo un chin-chin y obviamente Feliz Domingue… a ver si me denuncian .

El otro día, recibí un mensaje lleno de equis, arrobas y muchas palabras terminadas en ES. No. No era catalán. Lo leí a la mañana y no lo entendí. No supe si atribuirlo a mi modorra, a mi falta de anteojos o al texto mismo. Total que, gracias a la respuesta de una de las del grupo, pude entender que se trataba del lenguaje inclusivo.

Yo me pregunto,¿a quiénes incluyen? La verdad es que el panadero de la esquina no lo va a leer y somos en el grupo todas amigas, o por lo menos eso creía hasta hoy.

Me catalogarán de anticuada o peor aún, de reaccionaria, pero si a alguien le importa mi opinión (lo cual dudo) me parece un maltrato hacia el lenguaje; además, de manera forzada. No creo que este tipo de lenguaje incluya a los que tienen más de 75 años, con lo cual deja a una gran parte de la población fuera del campo del entendimiento . (Lo cual puede ser bastante liberador).

Occidente toma nuevamente las riendas y hace de un tema -en este caso la inclusión- un elefante. Todos debemos ser clones, y la diversidad, de la que tanto hablan, desaparece. 

No creo que a ningún sordo se le pase por la cabeza que todos debamos aprender el lenguaje de señas, ni que los ciegos esperen que manejemos el Braille. 

La inclusión pasa por el respeto y la verdadera aceptación hacia las personas -tengan el color, género, gusto, edad o discapacidad que fuere. 

Recuerdo que una vez, en una reunión la hija de unos amigos -tenía tres años- me pidió una goma de borrar: quería saber si el color del baterista se iba. Después de probar y probar, y entre carcajadas, el músico tuvo la amabilidad de explicarle a la chiquita que su familia era de África, y que no tenía sentido que siguiera probando, ya que el color no se iría.

Los niños no mienten y transmiten cualquier tipo de duda inmediatamente. Sin filtros. No como los llamados adultos y serios, que interpretan más de lo que perciben y entienden. 

A mí me sorprende que se haya hecho un movimiento político y mediático, como si se tratara de un equipo imaginario al que hay que pertenecer sí o sí. Si no, es usted automáticamente de derecha. (Eso sí que es anticuado y anácronico : Derecha, Centro e Izquierda). 

Les cuento que para el 2024 viene de Disney Blancanieves y los siete Enanitos en versión „políticamente correcta“ (los enanos son personas que no crecieron mucho y la mitad son de color; o sea: afroamericanos). Digámoslo así: poco o nada tiene que ver con el cuento de los Hermanos Grimm, y menos con la cultura nórdica en la cual ellos crecieron, donde la leyenda de los Enanos es que traían suerte en la vida, eran buenazos y por eso se los trataba con respeto y cariño. Por eso mucha gente tiene enanos de jardín, nos parezca o no de buen gusto.

Con el tema y prejuicio de ofender a alguien se borra de un plumazo todo tipo de referencia cultural, sea cual fuere; lo importante es igualar . Y eso lo exige la policía lingüística o pseudolingüística, que ni idea tiene del lenguaje como forma de comunicación y acuerdo entre los seres humanos. Si no pregúntenle a Moctezuma: esto ya lo hicieron con anterioridad (volar la cultura local). Estamos insensibilizados y no se le puede echar la culpa al lenguaje. 

Es un disparate, una ilusión y una mentira.

Las diferencias y abusos se marcan por el uso de poder y no por el color, edad o sexo. Por el estatus jerárquico.

Pensemos en todos esos países donde no hay leyes ni marco legal donde refugiarse, lo que ocurre con la toma o ejercicio de poder (?). Mejor no se lo imaginen porque vamos a tener usted y yo un mes de vómitos incontrolables.

Nadie con sentido común y en su sano juicio puede justificar cualquier tipo de abuso o exclusión, pero de ahí a cambiar el lenguaje de esta manera artificial es como darle una capa de pintura a una pared llena de humedad.

Va a faltar poco para que cambien el nombre del mar Negro ( perdón por la palabra ) y pase a llamarse mar de Color. Mientras tanto esperemos que cambien los nombres geográficos y topográficos por decreto; eso sí,  con un champagne en mano.

A todos les deseo un chin-chin y obviamente Feliz Domingue… a ver si me denuncian

El otro día, recibí un mensaje lleno de equis, arrobas y muchas palabras terminadas en ES. No. No era catalán. Lo leí a la mañana y no lo entendí. No supe si atribuirlo a mi modorra, a mi falta de anteojos o al texto mismo. Total que, gracias a la respuesta de una de las del grupo, pude entender que se trataba del lenguaje inclusivo.

Yo me pregunto,¿a quiénes incluyen? La verdad es que el panadero de la esquina no lo va a leer y somos en el grupo todas amigas, o por lo menos eso creía hasta hoy.

Me catalogarán de anticuada o peor aún, de reaccionaria, pero si a alguien le importa mi opinión (lo cual dudo) me parece un maltrato hacia el lenguaje; además, de manera forzada. No creo que este tipo de lenguaje incluya a los que tienen más de 75 años, con lo cual deja a una gran parte de la población fuera del campo del entendimiento . (Lo cual puede ser bastante liberador).

Occidente toma nuevamente las riendas y hace de un tema -en este caso la inclusión- un elefante. Todos debemos ser clones, y la diversidad, de la que tanto hablan, desaparece. 

No creo que a ningún sordo se le pase por la cabeza que todos debamos aprender el lenguaje de señas, ni que los ciegos esperen que manejemos el Braille. 

La inclusión pasa por el respeto y la verdadera aceptación hacia las personas -tengan el color, género, gusto, edad o discapacidad que fuere. 

Recuerdo que una vez, en una reunión la hija de unos amigos -tenía tres años- me pidió una goma de borrar: quería saber si el color del baterista se iba. Después de probar y probar, y entre carcajadas, el músico tuvo la amabilidad de explicarle a la chiquita que su familia era de África, y que no tenía sentido que siguiera probando, ya que el color no se iría.

Los niños no mienten y transmiten cualquier tipo de duda inmediatamente. Sin filtros. No como los llamados adultos y serios, que interpretan más de lo que perciben y entienden. 

A mí me sorprende que se haya hecho un movimiento político y mediático, como si se tratara de un equipo imaginario al que hay que pertenecer sí o sí. Si no, es usted automáticamente de derecha. (Eso sí que es anticuado y anácronico : Derecha, Centro e Izquierda). 

Les cuento que para el 2024 viene de Disney Blancanieves y los siete Enanitos en versión „políticamente correcta“ (los enanos son personas que no crecieron mucho y la mitad son de color; o sea: afroamericanos). Digámoslo así: poco o nada tiene que ver con el cuento de los Hermanos Grimm, y menos con la cultura nórdica en la cual ellos crecieron, donde la leyenda de los Enanos es que traían suerte en la vida, eran buenazos y por eso se los trataba con respeto y cariño. Por eso mucha gente tiene enanos de jardín, nos parezca o no de buen gusto.

Con el tema y prejuicio de ofender a alguien se borra de un plumazo todo tipo de referencia cultural, sea cual fuere; lo importante es igualar . Y eso lo exige la policía lingüística o pseudolingüística, que ni idea tiene del lenguaje como forma de comunicación y acuerdo entre los seres humanos. Si no pregúntenle a Moctezuma: esto ya lo hicieron con anterioridad (volar la cultura local). Estamos insensibilizados y no se le puede echar la culpa al lenguaje. 

Es un disparate, una ilusión y una mentira.

Las diferencias y abusos se marcan por el uso de poder y no por el color, edad o sexo. Por el estatus jerárquico.

Pensemos en todos esos países donde no hay leyes ni marco legal donde refugiarse, lo que ocurre con la toma o ejercicio de poder (?). Mejor no se lo imaginen porque vamos a tener usted y yo un mes de vómitos incontrolables.

Nadie con sentido común y en su sano juicio puede justificar cualquier tipo de abuso o exclusión, pero de ahí a cambiar el lenguaje de esta manera artificial es como darle una capa de pintura a una pared llena de humedad.

Va a faltar poco para que cambien el nombre del mar Negro ( perdón por la palabra ) y pase a llamarse mar de Color. Mientras tanto esperemos que cambien los nombres geográficos y topográficos por decreto; eso sí,  con un champagne en mano.

A todos les deseo un chin-chin y obviamente Feliz Domingue… a ver si me denuncian .

El otro día, recibí un mensaje lleno de equis, arrobas y muchas palabras terminadas en ES. No. No era catalán. Lo leí a la mañana y no lo entendí. No supe si atribuirlo a mi modorra, a mi falta de anteojos o al texto mismo. Total que, gracias a la respuesta de una de las del grupo, pude entender que se trataba del lenguaje inclusivo.

Yo me pregunto,¿a quiénes incluyen? La verdad es que el panadero de la esquina no lo va a leer y somos en el grupo todas amigas, o por lo menos eso creía hasta hoy.

Me catalogarán de anticuada o peor aún, de reaccionaria, pero si a alguien le importa mi opinión (lo cual dudo) me parece un maltrato hacia el lenguaje; además, de manera forzada. No creo que este tipo de lenguaje incluya a los que tienen más de 75 años, con lo cual deja a una gran parte de la población fuera del campo del entendimiento . (Lo cual puede ser bastante liberador).

Occidente toma nuevamente las riendas y hace de un tema -en este caso la inclusión- un elefante. Todos debemos ser clones, y la diversidad, de la que tanto hablan, desaparece. 

No creo que a ningún sordo se le pase por la cabeza que todos debamos aprender el lenguaje de señas, ni que los ciegos esperen que manejemos el Braille. 

La inclusión pasa por el respeto y la verdadera aceptación hacia las personas -tengan el color, género, gusto, edad o discapacidad que fuere. 

Recuerdo que una vez, en una reunión la hija de unos amigos -tenía tres años- me pidió una goma de borrar: quería saber si el color del baterista se iba. Después de probar y probar, y entre carcajadas, el músico tuvo la amabilidad de explicarle a la chiquita que su familia era de África, y que no tenía sentido que siguiera probando, ya que el color no se iría.

Los niños no mienten y transmiten cualquier tipo de duda inmediatamente. Sin filtros. No como los llamados adultos y serios, que interpretan más de lo que perciben y entienden. 

A mí me sorprende que se haya hecho un movimiento político y mediático, como si se tratara de un equipo imaginario al que hay que pertenecer sí o sí. Si no, es usted automáticamente de derecha. (Eso sí que es anticuado y anácronico : Derecha, Centro e Izquierda). 

Les cuento que para el 2024 viene de Disney Blancanieves y los siete Enanitos en versión „políticamente correcta“ (los enanos son personas que no crecieron mucho y la mitad son de color; o sea: afroamericanos). Digámoslo así: poco o nada tiene que ver con el cuento de los Hermanos Grimm, y menos con la cultura nórdica en la cual ellos crecieron, donde la leyenda de los Enanos es que traían suerte en la vida, eran buenazos y por eso se los trataba con respeto y cariño. Por eso mucha gente tiene enanos de jardín, nos parezca o no de buen gusto.

Con el tema y prejuicio de ofender a alguien se borra de un plumazo todo tipo de referencia cultural, sea cual fuere; lo importante es igualar . Y eso lo exige la policía lingüística o pseudolingüística, que ni idea tiene del lenguaje como forma de comunicación y acuerdo entre los seres humanos. Si no pregúntenle a Moctezuma: esto ya lo hicieron con anterioridad (volar la cultura local). Estamos insensibilizados y no se le puede echar la culpa al lenguaje. 

Es un disparate, una ilusión y una mentira.

Las diferencias y abusos se marcan por el uso de poder y no por el color, edad o sexo. Por el estatus jerárquico.

Pensemos en todos esos países donde no hay leyes ni marco legal donde refugiarse, lo que ocurre con la toma o ejercicio de poder (?). Mejor no se lo imaginen porque vamos a tener usted y yo un mes de vómitos incontrolables.

Nadie con sentido común y en su sano juicio puede justificar cualquier tipo de abuso o exclusión, pero de ahí a cambiar el lenguaje de esta manera artificial es como darle una capa de pintura a una pared llena de humedad.

Va a faltar poco para que cambien el nombre del mar Negro ( perdón por la palabra ) y pase a llamarse mar de Color. Mientras tanto esperemos que cambien los nombres geográficos y topográficos por decreto; eso sí,  con un champagne en mano.

A todos les deseo un chin-chin y obviamente Feliz Domingue… a ver si me denuncian .

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El otro día, recibí un mensaje lleno de equis, arrobas y muchas palabras terminadas en ES. No. No era catalán. Lo leí a la mañana y no lo entendí. No supe si atribuirlo a mi modorra, a mi falta de anteojos o al texto mismo. Total que, gracias a la respuesta de una de las del grupo, pude entender que se trataba del lenguaje inclusivo.

Yo me pregunto,¿a quiénes incluyen? La verdad es que el panadero de la esquina no lo va a leer y somos en el grupo todas amigas, o por lo menos eso creía hasta hoy.

Me catalogarán de anticuada o peor aún, de reaccionaria, pero si a alguien le importa mi opinión (lo cual dudo) me parece un maltrato hacia el lenguaje; además, de manera forzada. No creo que este tipo de lenguaje incluya a los que tienen más de 75 años, con lo cual deja a una gran parte de la población fuera del campo del entendimiento . (Lo cual puede ser bastante liberador).

Occidente toma nuevamente las riendas y hace de un tema -en este caso la inclusión- un elefante. Todos debemos ser clones, y la diversidad, de la que tanto hablan, desaparece. 

No creo que a ningún sordo se le pase por la cabeza que todos debamos aprender el lenguaje de señas, ni que los ciegos esperen que manejemos el Braille. 

La inclusión pasa por el respeto y la verdadera aceptación hacia las personas -tengan el color, género, gusto, edad o discapacidad que fuere. 

Recuerdo que una vez, en una reunión la hija de unos amigos -tenía tres años- me pidió una goma de borrar: quería saber si el color del baterista se iba. Después de probar y probar, y entre carcajadas, el músico tuvo la amabilidad de explicarle a la chiquita que su familia era de África, y que no tenía sentido que siguiera probando, ya que el color no se iría.

Los niños no mienten y transmiten cualquier tipo de duda inmediatamente. Sin filtros. No como los llamados adultos y serios, que interpretan más de lo que perciben y entienden. 

A mí me sorprende que se haya hecho un movimiento político y mediático, como si se tratara de un equipo imaginario al que hay que pertenecer sí o sí. Si no, es usted automáticamente de derecha. (Eso sí que es anticuado y anácronico : Derecha, Centro e Izquierda). 

Les cuento que para el 2024 viene de Disney Blancanieves y los siete Enanitos en versión „políticamente correcta“ (los enanos son personas que no crecieron mucho y la mitad son de color; o sea: afroamericanos). Digámoslo así: poco o nada tiene que ver con el cuento de los Hermanos Grimm, y menos con la cultura nórdica en la cual ellos crecieron, donde la leyenda de los Enanos es que traían suerte en la vida, eran buenazos y por eso se los trataba con respeto y cariño. Por eso mucha gente tiene enanos de jardín, nos parezca o no de buen gusto.

Con el tema y prejuicio de ofender a alguien se borra de un plumazo todo tipo de referencia cultural, sea cual fuere; lo importante es igualar . Y eso lo exige la policía lingüística o pseudolingüística, que ni idea tiene del lenguaje como forma de comunicación y acuerdo entre los seres humanos. Si no pregúntenle a Moctezuma: esto ya lo hicieron con anterioridad (volar la cultura local). Estamos insensibilizados y no se le puede echar la culpa al lenguaje. 

Es un disparate, una ilusión y una mentira.

Las diferencias y abusos se marcan por el uso de poder y no por el color, edad o sexo. Por el estatus jerárquico.

Pensemos en todos esos países donde no hay leyes ni marco legal donde refugiarse, lo que ocurre con la toma o ejercicio de poder (?). Mejor no se lo imaginen porque vamos a tener usted y yo un mes de vómitos incontrolables.

Nadie con sentido común y en su sano juicio puede justificar cualquier tipo de abuso o exclusión, pero de ahí a cambiar el lenguaje de esta manera artificial es como darle una capa de pintura a una pared llena de humedad.

Va a faltar poco para que cambien el nombre del mar Negro ( perdón por la palabra ) y pase a llamarse mar de Color. Mientras tanto esperemos que cambien los nombres geográficos y topográficos por decreto; eso sí,  con un champagne en mano.

A todos les deseo un chin-chin y obviamente Feliz Domingue… a ver si me denuncian .

Edad

Nos damos cuenta fácilmente cuando pasamos el umbral de los cuarenta. De repente, y como quien no quiere la cosa, en el supermercado un adolescente, en la cola de los fiambres, nos dice: „señora, usted estaba antes que yo“. No será la última vez que nos llamen „señora“ y nos traten de usted.

Pero en un abrir y cerrar de ojos pasamos los cincuenta (como en mi caso) o los sesenta. Entonces nos damos cuenta de que estamos hechos unos viejos chotos. ¿Cómo se manifiesta esto?

Empezamos de poco a optar por lo cómodo y práctico. Cuando pasamos frente a una zapatería nos concentramos más en las zapatillas que en los tacos agujas, miramos con cariño los pantalones jogging, nos queremos ir a la cama antes de la una, y en el caso de las mujeres, no nos pintamos las uñas porque ya pensar en la despintada nos da fiaca. Además empezamos a leer o releer a los clásicos porque intuimos que ya está todo dicho. Somos resistentes al cambio y añoramos los tiempos pasados. Comemos más sano. Dejamos atrás algunos vicios. Sobre todo tomamos consciencia de nuestra finitud. Claro. No me refiero a todos. No todos somos iguales. Siempre hay excepciones . (Eso es lo que nos dijeron en el colegio).

De pronto queremos dar vuelta el reloj pero en sentido contrario.

Nos damos cuenta de que el estar „espléndidos para nuestra edad“ no se debe a haber vivido saludablemente los últimos años, sino a toda una vida llevada en la corrección y virtud (que no es mi caso). Una interferencia externa (cirugía estética, rellenos, etc.) podrá disimular de manera momentánea la llegada de los años. Pero, a pesar de los parches que van y vienen, a que nos sintamos espléndidos por unos instantes (claro, algo es algo), seguimos siendo los mismos.

Morir nos vamos a morir todos, y que tengan que separar en el cuerpo lo que es „orgánico“ de lo „no órganico“ no va a ser muy divertido para los que se quedan un rato más en este baile.

M.Proust estuvo muy acertado cuando escribió „En busca del tiempo perdido“, ya que lo único que tenemos es tiempo.

Dicen y parece que los muchachos de Silicon Valley ( ya el nombre los delata ) andan buscando la fórmula de la inmortalidad o aunque sea cómo vivir hasta los 125 años. Sí, no es chiste. Yo me pregunto ¿Para compartir con quién? Digo no. Salvo que todos lleguen a esa edad, me imagino un tanto pesado para uno y para el resto el vivir tanto tiempo. J.L.Borges decía: „ ¿De qué otra forma se puede amenazar que no sea de muerte? Lo interesante y lo original sería que lo amenazaran a uno con la inmortalidad „.

Qué cierto ¿no?

Están los científicos que buscan la fuente de la juventud y por ende la inmortalidad, y los mortales como usted y yo, que lloramos a raudales y desconsolados por la fugacidad de esta vida, como si pudiéramos hacer algo al respecto.

Hablando de científicos. Aunque nunca me haya interesado en lo intergaláctico, a pesar de ello, admiro a los científicos que confirman la vida en Marte. No obstante lo cual, me pregunto: habiendo tanto por hacer en nuestra bendita tierra, ¿es necesario buscar vida en otros planetas? .

Mientras tanto seguimos en esta superficie entre dramas y miedos, enroscados, sintiéndonos chiquitos comparado con las estrellas y preguntándonos el sentido de todo esto. Los libros de autoayuda no se ponen de acuerdo, los filósofos tampoco, y a uno lo tienen como perro en cancha de bochas buscando la prometida „felicidad“ como si se tratara de un objeto que hay que conseguir sea como fuere, como si alguien nos la hubiera garantizado. ¿Será que confundimos placer con felicidad?

Se nos va la vida y el tiempo detrás de ese objeto. Cuando nos queremos acordar nos cortamos el pelo corto (digo las mujeres) por cómodo y práctico.

Tengo que hacer una salvedad: acá en Austria y Alemania el corte de pelo corto es un clásico a partir de cierta edad. En Argentina, en cambio, aunque estemos a una cuadra de la casa de sepelios, seguimos con las mechas por el piso. Fuente de lozanía y juventud, dicen (?). Basta comparar a A. Merkel con „nuestra“ Kristina. K (tienen la misma edad).

Hace un tiempo, cuando las dos ejercían el poder, unos alemanes -en tono serio y con ganas de empezar una disputa política/intelectual- me preguntaron la diferencia entre ambas. Mi respuesta fue muy lacónica y típica de rubia: el pelo. Pero parece que a los oyentes no les cayó muy bien mi respuesta porque no siguieron insistiendo.

En tiempos de igualdad y corrección política no se puede dejar a todos contentos, pensé para mis adentros.

Entre tanto, por mi parte sigo sin cortarme el pelo y tiñéndome las canas, y al igual que muchos, buscando la famosa „felicidad“.

El que la encuentre por favor chifle, mientras yo me encargo de descorchar el champagne. Porque placeres hay por doquier. Además hay que matar el tiempo, no sea cuestión de que él nos mate primero…

A todos Feliz Domingo.

Para Emil. C

SALUD

A raíz del problema neurológico que me afecta desde hace más o menos un año ( el de la coordinación de la motricidad fina), he consultado aquí en Austria, Argentina, y España a veinticinco médicos (sensación térmica: unos quinientos ).

Luego de mil estudios y escaneos en todas las direcciones y por todos los rincones del cuerpo, fue descartado todo tipo de diagnóstico peligroso y engorroso (gracias a Dios).

Entonces -como si se tratara de un acuerdo tácito- neurólogo, psiquiatra , psicólogo y médico de cabecera me aconsejaron, unánimemente, tres variantes:

1) Cambiar el auto

2) Cambiar de marido y/o amante

3) Hacer un cambio alimenticio.

Sí. Evidentemente eran los tres muy tentadores . La palabra „cambio“ daba vuelta y estaba ahí en los tres casos. Por una cuestión monetaria descarté la primera variante . También descarté la segunda, ya que implicaba estrés, prueba y error. Así que opté por el tercera. Lo que nunca imaginé es que fuese a ser tan radical.

Desde hace dos meses como sólo alimentos crudos. Carne, lácteos, harinas, azúcares, legumbres, almidones (papas, arroz ) prohibidos. Todo tipo de cocción por arriba de los 45 grados también . O sea: NADA.

Cuando uno está solo, esta dieta es difícil pero no imposible. Sentarse en un banquete de carnes y asados, de vinos tintos y champagne y disimular las ganas de saltar al estilo Bruce Lee ferozmente a esos platos, es todo un arte.

Cada vez que me siento frente a mis ensaladas y los demás están cerca, comento en voz alta que son recetas de Paul Bocusse o de Ferran Adrià para tentarlos un poco. Así y todo los presentes pasan por alto mi recomendación culinaria con expresión de lástima y misericordia. Ni les cuento ir a un Restaurant: pedir algo crudo- o sea de la huerta al plato- es más difícil que llegar a Marte de la mano de Elon Musk.

Lo más calamitoso es que en el momento de sentarme a la mesa, la rumiante soy yo. Aunque esté perfumada y vestida de gala, ya el sentarme frente a mis verdes y brotes mientras los otros descorchan una Cava y degustan un quesito francés , la verdad es que doy lástima.

Entre tanto me he convertido experta en ensaladas perfectas, germinación, fermentación, y a los escépticos que tienen terror de „convertirse“ por ósmosis en rumiantes, les digo en tono amenazante que no saben lo que se pierden.

Les cuento que las paltas, los frutos secos y las aceitunas se han convertido en exquisiteces en mi menú y en realidad mi deseo más ferviente, actual y profundo es convertirme en un rumiante fashion. Sí. Ahora que está de moda y es posible cambiarse de sexo, yo me quiero convertir en un rumiante.

Eso sí. En un rumiante chic y con onda. Después de tanto ir y venir, y pensándolo seriamente la elección no ha sido nada fácil. Quedaron en la final la jirafa y la cebra. Pero un motivo decisivo me hizo desistir de la jirafa: la forma poco erótica de mascar de un lado a otro. Porque una cosa es perder la identidad, otra es perder los modales.

Por eso opté por la cebra. No sólo que el animal-print y su indomabilidad pegan con mi carácter sino que el ser tan minimalista con el blanco y negro muestran su gusto ochentoso.

Además ya que todo el día como palta y guacamole eso me convertiría en la primera Cebra Trans y mexicana. Espero que mi amor incondicional por México, me ayude para

conseguir la ciudadanía. Pero veo complicado que eso suceda con una originaria de África .

Sí y todo por este asunto de mi dieta rumiante. Ya sé, suena un tanto Buñuelesco y lo es.

Entre tanto, estoy con mi coordinación sustancialmente mucho mejor y los resultados los ven hasta los más desconfiados de este cambio. Amigas y familiares me ven más lozana juvenil y ruiseña aunque siga escribiendo a mano garabatos.

Tal vez me haya tomado muy a pecho lo de rumiante y la culpa de esto la tenga la Zebra mexicana ( me gusta más la Zeta de Zorro). Encima, y muy a mi pesar cambió, el Champagne dominguero por agua de sal caribeña. …

A todos un Feliz Domingo

Ilusiones

Hace rato que ella me aconseja que no escriba sobre lo que a mi me parece que está ocurriendo en el mundo. Los motivos son múltiples: que me hace mal engancharme con eso, que las cosas no son tan fatales como las veo, que me relaje, que hay tantos otros temas sobre los cuales hablar, etc.

Escribir es decir YO. YO pienso esto, YO creo esto, esto es lo que opino, esto es lo que veo. Escribir, a veces, puede resultar para el lector una imposición, un desafío con el mundo del que escribe. Pero de ninguna manera es una verdad; solamente la verdad momentánea del que escribe. En el momento en que escribo, soy también yo testigo de mi misma. De mi estado de ánimo, de mis palabras al expresarlo.

Cuando el tema es candente, controvertido -como el actual- escribo en un estado de desconcierto. Estupefacta. Buscando en mí misma -a través de las palabras- una respuesta, o un acercamiento a la comprensión del tema tocado. En esos momentos trato de ver, observar y descubrir qué es lo que pienso. Qué es lo que siento.

Sé que muchas veces en ese estado de desasosiego suenan -mis supuestas aseveraciones- fuertes y cortantes. Sobretodo cuando el tema, como ahora mismo, es la libertad individual. Como dijo mi amigo A. „la libertad ni se mide ni se pesa“. Cuando creo que ella se desprecia, está en peligro, es condicionada y regateada, mi escritura sufre una especie de calambre emocional que se despacha y se traduce en frustración y sobre todo en desilusión.

Para desilusionarse, primero hay que ilusionarse. No solo hay que creer en lo bueno, lo bello y lo justo, sino que la ilusión es una suerte de fantasía inventada por uno mismo que se renueva a cada rato y de manera inverosímil.

La „ilusión“, según la RAE significa „concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos“. Una suerte de trompe l’oeil anímico. Es decir, desilusionarse no es otra cosa que ver la realidad tal cual es: sin engaños, cruda, sin poesía, vulgar.

En este momento siento una gran desilusión: hacia todo lo que está pasando, hacia a lo que hemos llegado humanamente, hacia mí, el vecino y el desconocido. Hacia lo incongruente de esta situación histórica que estamos viviendo. Y en medio de este alboroto emocional e intelectual, continuo, ilusionándome una y otra vez.

Mis nietas, un atardecer, un árbol, el mar, y hasta un mueble antiguo me siguen aún emocionando. Con lo cual, mi desilusión hacia esta realidad (impuesta por esta farsa mundial, por esta absurda, burda e inadmisible dictadura sanitaria) se relativiza. Esto ni siquiera ha podido robarme ese rincón tan íntimo lleno de ilusiones que todavía residen en mí. Creo que a veces es necesario sacar las emociones de la clandestinidad.

Veo y siento que me está costando articularme. Decía Dante que ante lo visto, muchas veces no existen palabras, ¿será por eso? No lo sé.

En este preciso instante, mis ilusiones son tan verdaderas como reales: el encuentro con la familia, las amistades incondicionales, las de la infancia, los olores y sonidos del barrio, el encanto y caos porteño. Todo ello reanuda una vez más mi ilusión y alegría, para este tiempo inmediato que me toca vivir.

Segundo domingo del 2022. No nos dejemos enroscar con explicaciones disparatadas, contradictorias y narrativas que no riman ni en la primera estrofa. Brindo por un año milagroso. Despertemos conciencias. Que suceda lo impredecible. Chin Chin!

Feliz Domingo para todos…

2022

El viernes que viene se acaba el 2021.

Cuando termina un año, solemos hacer balance del mismo. Si fue bueno o no. Si las cosas se dieron como pensábamos, etc.

En el maremoto en el que nos encontramos todos, es difícil decir que el 2021 haya sido un año fantástico. Salvo que pertenezcamos a una elite impune y libre de todo control, el resto de los mortales hemos vivido un año de subes y bajas, no sabiendo si la próxima semana nos cambiarían las fichas del tablero. En estado de alerta. Esperando autorización y permiso para movernos libremente por este diminuto planeta.

Tampoco creo que podamos decir que los 365 días fueron un martirio. En el momento menos esperado aparece algo, alguien que nos roba una sonrisa, que nos devuelve la sensación maravillosa de estar vivos a pesar de.

A la hora de sacar en limpio lo bueno y lo malo, sopesamos las expectativas personales. Si éstas se cumplieron o no. Si los dolores fueron tan intensos como creímos y si las alegrías fueron salvavidas que nos ayudaron solamente a dar un paso más, con entusiasmo.

Este 2021 ha invitado a más de uno a sacar la parte más creativa de sí mismo para poder seguir en pie. Este año hemos tenido tiempo para ver con lupa qué nos sobra y qué nos falta. Para tomar conciencia del valor del tiempo, para bajar los decibeles no solo en la actividad, sino hacia nuestros anhelos, ambiciones y objetivos. Sin por ello resignarnos.

Estos últimos dos años hemos sacado a la superficie las vanidades, las debilidades, y las miserias de cada uno. Sobre todo hemos ventilado nuestros miedos . Estos últimos años han dejado al descubierto muchas cosas que, como consecuencia del ritmo que llevábamos, no percibíamos. La excusa de la epidemia ha exigido y sigue poniendo a prueba hasta dónde somos capaces de doblegarnos. Hasta dónde tenemos que aceptar y dónde debemos resistir. Dónde tomamos en serio lo que nos cuentan, y dónde nos guiamos por el sentido común. Hasta dónde estamos preparados a defender nuestra soberanía individual y la libertad.

También nos ha abierto y nos sigue abriendo los ojos hacia nuestro entorno. Irónicamente, a pesar de la distancia social y los barbijos se van cayendo las máscaras en muchos sectores. De la economía, de los gobiernos, de los medios, de las creencias, pero sobre todo de la gente común y corriente. Personalmente, he tenido una especie de filtro en lo que se refiere a personas con las que uno puede compartir valores filosóficos y universales, o no. Pese a las restricciones, he viajado, he conocido lugares y personas fantásticas. También he tachado de mi lista aquello que no suma, que no inspira. Que no ensancha el horizonte por temor. A la vez he ganado y reforzado nuevas amistades -antes no tenidas en cuenta o ignoradas.

Desconocemos como va ser el 2022. Pronósticos estremecedores y esperanzadores reinan por doquier. Cada uno, y uno por uno, decidará qué y cómo vivir (dentro de sus posibilidades).

Creo en las afirmaciones positivas, en los rezos comunitarios y en las meditaciones colectivas. Repitámonos un mantra positivo. Cada cual elegirá el suyo.

Es el momento de tirar buenas ondas, de agradecer que cada día es un regalo y de transmitir alegría y sosiego. De jugarse por la aventura que significa el vivir .

Brindemos por los que se fueron, por los que están y confiemos en lo que está por llegar. Conectémonos, abracémonos, pellizquémonos que la vida es ya. Encaremos el 2022 con una sonrisa.

Feliz Año Nuevo, feliz domingo para todos. Chin chin!

Natividad

¿Y qué hacemos acá? ¿a qué vinimos? ¿existe un propósito por el cuál estemos aquí? ¿puede haber una razón para que existamos o solo somos producto de un encuentro íntimo de dos personas? Sí, el sentido. Esa palabra que puede significar razón, motivo, dirección, sensación, significado, rumbo y conciencia. Esa palabra que también puede ser el participio pasado del verbo sentir. Verbo fundamental que nos recuerda que estamos vivos.

Desde Homero a Hegel, desde Cervantes a Borges. Tanto el panadero como el médico, tanto usted como yo (no siempre, pero alguna vez por cierto) nos hemos preguntado de qué se trata el vivir. Qué sentido tiene nuestro paso por la vida. Algunos dicen que no hay sentido alguno, otros lo encuentran en la posesión de objetos, en la religión, en la ciencia , en el prestigio, en la inmortalidad de sus obras, o simplemente en el dar.Llegamos solos, desnudos e indefensos y nos vamos solos e indefensos, pobres o con una magnifica cuenta en el banco. En definitiva lo único democrático en la vida -irónicamente- es la muerte. A la vida y a la muerte las separa solamente el tiempo.

Estos dos últimos años nos hemos dedicado a ser espectadores conscientes, de enfermedades, de contagios y de muchas muertes. Ocupamos ese bendito tiempo para contabilizarlas como si fueran cifras de la bolsa de Nueva York. Con miedo a la inexorable e inevitable muerte.Cada cual esquivándola como puede, postergándola como si ella se fuera a olvidar de uno.

Mientras tanto, hemos esquivado y postergado los abrazos, los encuentros, hemos sido mezquinos y desconfiados con las reuniones y visitas, nos hemos olvidado de sonreírle a la vida, de desafiarla con alegría (ya que esta última se ha vuelto clandestina). Por tratar de posponer desesperadamente nuestro encuentro con la muerte -desde hace casi dos años- dejamos de vivir la vida con todos sus riesgos. Y seguimos haciéndolo. Nos han prohibido compartir, celebrar y de manera obediente hemos hecho caso. Aún más: por las dudas, encerrados, aislados, con tapabocas y dándonos una inyección dejamos de disfrutar lo cotidiano. Y continuamos en este baile.

Sobretodo olvidamos injusticias no resueltas, pero solucionables, como el hambre, la pobreza y la guerra por estar pendientes de que ese Virus (que nunca va a desaparecer) golpee a nuestra puerta.

La vida se ha vuelto gris y seria frente a la muerte y a la vida misma. Hay como una nube merodeando nuestra mente que nos mantiene alerta, sin aliento. A todo esto, cada día nos van quitando descaradamente más derechos civiles y ni siquiera le damos importancia.

Este viernes festejamos Navidad. Seamos o no cristianos, esta fiesta es para la mayoría de los occidentales una tradición ligada a los reencuentros, a los abrazos a compartir un banquete con la gente que más queremos. A recordar a los que ya se fueron y a celebrar el nacimiento. No sólo el de Cristo, sino el milagro, el nacimiento y el comienzo de la vida misma. Y con él deberíamos aceptar todos los ciclos de ella, incluida la muerte.

A todos les deseo en estas fiestas mucha alegría. Celebremos la vida. Salgámosle al encuentro. Para encerrarnos y cerrar la boca nos quedará tiempo de sobra. A disfrutar. Es una deber imprescindible para los que seguimos en esta fiesta.

Feliz Domingo para todos. Feliz Navidad !!!🎄🎅♥

Pudor

Hay un fenómeno que está ocurriendo de manera aguda en los medios sociales que si bien ha estado siempre presente, en este momento es incontenible: refutar toda opinión con la cual no estemos de acuerdo.

Da igual si es sobre política, fútbol, ciencia, medicina o sobre la última cirugía de Madonna, todo es negado con un frenesí sin parangón. Seguramente, el hecho de haber estado casi dos años con bozal puesto (cual perro rabioso) haya hecho que la incontinencia verbal en muchos, aumente de tal manera que del intercambio han pasado a la disputa. Cada uno -con su manual hecho a medida y personalizado a sus necesidades culturales, ideológicas o de moda- contesta, desacredita y burla al que tenga otro punto de vista.

Decía Descartes que no hay nada en el mundo distribuido de modo más equitativo que la razón, ya que todo el mundo está convencido de tener suficiente.

Antes, presenciar una pelea en vivo era algo especial. Algunos salían corriendo antes de ligarla, otros intentaban calmar las aguas sin resultados pero las trompadas tenían algo heroico en sí. Algo atávico. El hecho de poner el cuerpo, era un acto de honor y valentía, de desesperación y angustia. Se estaba dispuesto a perder unas mechas, los dientes o un ojo en la batalla. 

Actualmente, los medios sociales son válvula de escape para todo tipo de agresiones, vejaciones y desprecio hacia el otro. La opinión dada por un fulano es arrasada, aplastada y denostada por unos cuantos menganos que no están de acuerdo con la misma. 

A pesar de que lo escrito frente a lo verbal, en teoría y práctica  dispone de tiempo de reflexión y cautela, las atrocidades que se expresan en los comentarios son alarmantes. Ahora, en pantuflas, una copa de vino o una taza de café, arremetemos dando nuestra opinión (sin que se nos haya consultado). A argumentar en contra, sea lo que sea. A denigrar y a insultar en público. 

No sé si será porque escribimos desde una distancia física, pero hoy hay una suerte de impunidad y falta de pudor a la hora de atacar contra una opinión dada.

No. No es „truco-quiero-re-truco“ sino una agresividad descomunal. Un ping-pong de ametralladoras orientadas no a rebotar en la mesa, sino a dar en el jugador. Se ataca a la persona en su totalidad.

El otro día leía en una revista de la farándula de cierto nivel (si esto existe), lo que decían dos reporteras sobre Madonna. La fileteaban con saña por haber pasado nuevamente por el quirófano y por estar vestida como una adolescente de quince años. Me pregunto  ¿a quién jode Madonna en su búsqueda de la juventud eterna? ¿Por qué esa valoración y ese veredicto sobre su persona? Lo más llamativo es el jactancia verbal con que se discute. La arrogancia en  tono de instancia y verdad moral. Es como si todos nos hubiésemos convertidos en jueces autorizados sin fines de lucro.  La materia a discutir pasa a un segundo plano para ser ocupada por una sentencia universal que pone en ridículo al otro. Una suerte de cruzada triunfal por poner y tratarlo como ignorante, indecente e imbécil. Aprovechamos a descargar todas nuestras inseguridades, complejos y estrechez mental.

No hay que haber estudiado psicología para saber que cuando uno está bien y bien parado, difícilmente le preocupe una postura diametralmente distinta a la suya. Difícilmente una persona que esté contenta  y serena pueda ser perturbada por una idea distinta a la suya.

¿Será que sacando las propias miserias, nos vamos a ahorrar unas horas en el diván del psiquiatra? No lo sé. 

En estos días de convicciones sospechosas y certezas dudosas antes de aplastar creencias ajenas, sería prudente examinar nuestras afirmaciones antes de disparar nuestras lanzas hacia aquellos que perturban nuestras supuestas verdades.

Seguramente bailar descalzos y descorchar un Champagne ayude a relajarse un poco.

A todos Feliz Domingo.

Astro Boy

Días atrás, unas escritoras me preguntaron si quería formar parte de su grupo para contar la vida en tiempos de Corona. Este grupo formado solo por mujeres escribió, el año pasado, sobre el rol de la mujer en este período de encierro y renuncia. Ahora -con la segunda edición- además de incluir a hombres, el tema específico es escribir sobre los roles de la mujer y el hombre en estos tiempos de peste.

Durante unos días dudé de mis ganas de hacerlo pero, más aún, me pregunté si tenía algo que decir al respecto. No tengo material ni real ni imaginario que pueda servirme de referencia para escribir sobre ello. Escribo sobre mis estados de ánimo, sobre el Corona, sobre Champagne y esmalte de uñas, pero no sobre la función o el rol del hombre y de la mujer en sí, entre sí y en este momento. Intuitivamente presumo que esta situación nos ha dado mucho que repensar sobre nuestras vidas en general y que ha puesto todo lo vivido hasta hoy en signos de pregunta. 

Esta invitación apunta hacia los roles hombre/mujer en este momento en particular. Personalmente nunca me he movido en esas categorías. Una categoría, a mi entender, burguesa, que comenzó a tambalear, a partir de que la mujer quiso/tuvo que salir a trabajar. 

Muchos hombres se adaptaron a esta nueva situación,  otros empezaron a patalear. Muchas fuimos apoyadas, otras desprestigiadas. Esto ya lleva cien años de historia y millones de estudios psico/sociológicos al respecto; cualquier comentario de mi parte estaría de más. De ahí que me resulte difícil decir si el Corona ha afectado los roles entre sí. 

Supongo que con esto de trabajar desde la casa, tanto la masculinidad como la femineidad como género han dejado de tener ese peso presencial que tenían antes. El „business“ de la mujer con vestido o pantalón y tacos, el hombre de corbata y traje dejan de tener protagonismo jerárquico y sexual ante la sociedad. Ambos, fuera de su rol externo han perdido la brújula en su función social. Muchas y muchos tendrán que adaptarse a ese cambio. A que ese estímulo clásico provocado por el perfume, la presencia  y la mirada de los otros, pasen al olvido. 

El poder llevar una conferencia laboral en internet -sin tener que ducharnos y en jogging y chancletas- nos quita, a todos, (hombre, mujer, diverso) cualquier tipo de impulso sensual. Esto, sin duda, ha repercutido en las relaciones de pareja.

Hacer diferencia entre hombre, mujer, diverso a la hora de hacer una evaluación profesional está tomando otras dimensiones. Si esto es bueno, malo o indiferente lo decidirá cada uno. Vamos a lo global, totalitario, igualitario, homogéneo, aséptico  y gris. A mí me cuesta mucho amigarme con esta idea futurista. ( Acá en Graz ya hay un restaurante atendido por un robot!.) 

Feministas y machistas pasarán al olvido, y tal vez alguna vez añoremos las épocas en que los platos volaban por el aire para decidir a quién le tocaba hacer las compras. Además como la tecnología avanza más rápido que nuestros sentidos e inteligencia, esa tarea semental y exclusiva que tenía el hombre ha dejado de tenerla, con lo cual, podríamos asegurar que su presencia (masculino y viril) ha pasado a ser obsoleta. Para muchos y muchas un alivio, para otros, un horror.

A nivel pareja en sí, creo que cuando se establece una relación donde uno de los dos ejerce poder sobre el otro -sea económico o emocional- allí deja de haber equilibrio y con él, la cooperación voluntaria para un proyecto en común. Ahí se va todo al carajo con o sin Virus.

Tiempos de Corona, de pestes, de guerra. Tiempos que nos recuerdan, a cada instante, lo efímero, lo pasajero, lo frágil de la vida. Todos tiempos que requieren lo mejor de uno. Nuestra mejor versión hacia el otro. Sea o no nuestra pareja, vecino, amiga o vendedora de frutas. Tiempos de decir sí a un café, a un encuentro, al YA.  Ni en chancletas ni en jogging. Perfumados y sonrientes. Antes de que llegue Astro Boy! 

Feliz domingo para todos…